viernes, 26 de noviembre de 2010

Muros...



Estos muros llaman… las hormigas quedas, que se arrastran en mil comisuras.
Poco a poco el vaivén… fragmentos, sudor y saliva… mezclados con esperma estéril. Creciendo nada. Quitando todo. Engendrando polvo, eterno Dios de olvido…

Sin embargo, esta inmensa masa de hastío sigue llamando!

Para dar, para dejarse arrebatar… para sentir estas carnes de hielo empapar la soledad. Un gemido más, y no importa… que mas da… al final es siempre igual. Labios, voces, sonrisas… la monótona mascarada de un minuto mas… arrancado a empellones de nuestros vientres abiertos. Para qué tratar de resistir si al final todo acaba igual?

Hablar de libertad? cuando preferimos nuestras almas ocultar en trazos desvaídos de sucio carmín enrojecido?

Pretender que rezar arrancará de ti estos demonios, que noche tras noche se ceban en la carne seca y roída de lo que algún día fueron tus sueños?

A donde irás? Qué no lo puedes ver? Estos muros llaman! Estos muros sangran! Estos muros son la piel del ayer, mancillada de sudores y del humo de un cigarro que ya no se consumirá…

Estos muros… esta carne, este vientre podrido… no queda nada que engendrar.

Todo es igual. El viento sigue apilando arena, pero el cristal no se romperá. Lo que prefieras, reír o llorar. No hay solución. Mira los rostros de los demás… acaso no puedes verte en ellos? Acaso no son igual que lo que refleja el espejo?

De que sirve luchar? De que sirve esperar un día más? De que sirve llorar… engañar la realidad…

Polvo somos… (como el de estos muros)…

Polvo seremos…

Pero el muro…

Seguirá igual.

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