Dulce niñez! Secreto de la vida… no me abandones nunca!
Tú, que viertes el olvido y el descuido, no me abandones nunca!
Ten piedad de mis futuros cuidados…
Fantasía! Suma benevolencia… tú que transformas el sórdido andar de las horas en selva encantada, sigue encantando este camino!
Paz interior, inocencia mía… la de las sonrisas puras y los ojos relucientes y asombrados, mana siempre para mí el asombro y la luz!
Dulce niñez, embriaguez de almas claras… apártame del fastidio, de la rutina que conduce a las riveras de la nada, del desfallecimiento…
…del recuerdo absoluto.
Del fin de todo camino.
Maldito tiempo… verdaderamente, jamás has perdido una sola batalla?
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