jueves, 19 de agosto de 2010

Epitafios...

Ni modo de reclamarle al tiempo. De que sirve si las horas ya han quedado atrás? Pareciera que lo único destinado a conservarse son las cicatrices de viejos recuerdos. Todo lo demás polvo es, y como tal, siempre acaba siendo arrastrado por el viento. Aunque no lo queramos comprender del todo, el orden siempre es algo necesario. Y no esta dictado por ningún estúpido afán comodidad, sino porque simplemente por mas que te esfuerces, la lógica de Dios, donde quiera que este, es que para llegar a dos tienes que pasar por el uno.

No puede terminar aquello que no es empezado de algún modo en algún punto previo del tiempo… pero siempre, siempre, todo debe terminar. El maldito orden de la vida, del tiempo. Por tanto, por qué afán de egoismo debemos pretender que todo debe seguir siempre igual? No podemos llorar por aquello que solo se ajusta a las reglas simples del orden. Por aquello que ha llegado a su tiempo… aunque parezca que te parta el alma!

Qué egoista habría sido desear que siempre estuvieras aquí! Tú, siempre tan orgulloso, tan noble. Qué importa si no comprendías aquello que te deciamos? Qué importa si un dia decidiste seguir otro camino? Finalmente diste mas de lo que debías dar, aún a tu modo tan particular. Desde que llegaste, cuando regresaste, cuando te volviste a ir…

Descansa pues, amigo, un ser como tú no podía vivir arrastrandose por los suelos. Sin uñas y dientes para seguir arrancandole minutos a la vida. Sin voz para defender tu sitio en la jauría que tu formaste. Sin fuerza… sin fuerza…

Un lobo siempre es un lobo aunque deba correr entre perros, tu eras un Tigre! Jamás debías arrastrarte entre gatitos! Ni ante perros, ni ante nadie! Tenía miedo de tocarte por tu fuerza, porque fueron pocos los momentos en los que te doblegaste para dejar salir el cachorro que también supiste ser. Criatura salvaje! Criatura tan dulce!

Qué gano al final? Tu instinto era cazar, dejar manar a flor de piel tu poder, por eso te fuiste. Pero regresaste! Cual era tu instinto pues? Eras orgulloso, pero sabías donde estaba tu tribu. Sabias lo mucho que podías hacer simplemente dejando que tu instinto te llevara de vuelta a donde naciste, con aquellos que te vimos, Gatito, desde que eras solo un cachorrito… aquellos que dejaste amarte, aquellos ante los cuales te mostrabas débil, quiero pensar que porque nos amabas tambien… así fue, no es cierto?

Descansa pues, Pequeño… a lado de donde al final pertenecias. Gracias por todo. Recuerda, todo tiene un final, un dia nos vamos a encontrar de nuevo, lo sé. Si quieres podrás seguir saliendo a cazar, al final te esperaremos. Tu madre, mi madre, yo. Todos… como siempre te esperamos. Y regresarás! Lo sé, como al final regresaste…    

Gatito Tigrillo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario